Veo un tomate y me da pena que esté allí, en el banquillo del juicio del consumidor critico, que se pasea una y otra vez por delante de él mirándolo de reojo y preguntándose si vale la pena ponerlo en la bolsa o no, si tendrá reemplazo en ese postergado asado por culpa de su costo de adquisición.
Quien de todos en la mesa lo valorarán?, pero sobretodo, si su valor lo vale, osea... si vale la pena.
O en lo peor del caso, aquella lunga y estilizada colorada de pelo largo y de ojos rasgados, que lo vé a lo lejos, se dirige con paso firme y seguro, se inclina para verlo más de cerca, se muerde los labios mientras selecciona alguno, mira su color a la luz, prueba su tonicidad, observa cuidadosa su forma, pero lo termina dejando en el mismo lugar y decide reemplazarlo por una ordinaria papa con más agujeros que un colador, sin saber que en la ecuación alimentaria, restó nutrientes, además de gracia en su cocina.
Hoy estamos viviendo la venganza del tomate, luego de que tras muchos años de estar en nuestras vidas y en nuestra alimentacion por siglos y siglos, de generación en generación, nadie se diera cuenta, nadie lo relacionara con alguna parte de su vida, y nadie le diera el valor que se merecía, y he aqui las preguntas...
¿Será que siempre el tomate fue costoso?, pero que por un mecanismo económico de oferta y demanda, siempre le jugo una mala pasada?
¿o se trataría de un mal negocio y una traición de sus cosechadores producto de otros intereses creados? algo así como la entrega del petróleo pero con el tomate?
¿nos encontraremos ante los comienzos de la extinción del tomate?
¿querrán tapar otras cosas como Skanka, corrupción, encubrimiento de asesinos apoyándose en el tomate?
o simplemente una lección para siempre, "La educación del tomate..."
(detenganse aqui y reflexionemos sobre estas preguntas )
Hoy todos cargan contra el tomate y es tapa de los principales diarios, los ojos de los consumidores están puestos en el tomate, y en los noticieros nacionales no hacen otra cosa que hablar de él...claro, esa es una Argentinidad, decir que la culpa de todo la tiene "el otro", y él tampoco pudo escapar de esta costumbre, y hoy debe soportar el momento más difícil de su historia, una crisis en la que se dá fuerza solo diciendo: "en ésta entramos todos, y salimos todos..."
Me gusta el tomate,sí.Crudo,cocido,asado,frito,guisado. Troceado en una ensaladita,o cortados en rodajas con sal gorda ,en un refritito,como salsa,al horno ,rellenos con pollo y bechamel.Pero como me mueve las entrañas es viéndolo, así tan rojo casi al limite de la exploción, deduciblemente jugoso y fresco.
El tomate es muy caro para mi, y no hablo en términos económicos, hablo en el valor sentimental de la expresión, ya que me recuerda tiempos de mi infancia muy remota, mucho antes del sexo, en la que robaba los tomates de mi tía, tomates rojos como la sangre, un orgullo del árbol, que se lucía tentándome a probarlos y que todos los días me sorprendía con un nuevo tomate maduro no advertido con anterioridad, ante lo cual eliminarlo era todo una crimen perfecto y planificado hasta en los detalles. Tal es así, que me convertí en un "asesino serial del tomate"... hacer desaparecer para siempre a ese inmenso tomate era todo un arte, cuyas huellas jamás encontró mi tía, ni una pepa, y dudo que esta confesión derive en una condena, ya que ella no lee este blog, no cree en esas cosas del "más allá".
Démosle al tomate lo que es suyo!!
Viva la pepa!!
aguante el tomate!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario